domingo, 26 de julio de 2015

Hoy toca salud y dinero (otro día hablamos de amor)


Cada cierto tiempo (cuatro años aproximadamente) suele terminar en los medios de comunicación un  debate sobre la financiación de la sanidad. Los nuevos responsables públicos acceden a toda la información y supongo que es un buen momento para hacer balance sobre el déficit sanitario y para revisar la procedencia o improcedencía de los acuerdos del Consejo de Política Fiscal y Financiera sobre el sistema de  financiación de las Comunidades Autónomas.

La financiación de la sanidad no tiene una partida presupuestaria estatal sino que, del total de los impuestos recaudados, se gestiona  la distribución a las Comunidades Autónomas para que estas, que soportan el gasto sanitario, cubran las necesidades de los ciudadanos.

Pero son los gestores autonómicos los que deciden sobre el gasto de su sistema sanitario. En cada Comunidad Autónoma se decide cuanto gastar y cómo se gasta. Son los Presupuestos anuales de esa comunidad los que fijan las partidas para cada uno de los servicios que se consideren precisos abordar según las prioridades políticas que decidan para cada ejercicio. 

Parece evidente que no existe la oportuna correlación entre los ingresos que se obtienen vía Gobierno Central y las necesidades que se consideran imprescindible por parte de los gobiernos autonómicos. Y entonces es cuando surgen los debates sobre los hechos diferenciales, que si unos son más viejos u otros están más dispersos o terceros que tienen más población rural que urbana, etc, pidiendo que, en cada caso, se establezca el oportuno factor de corrección.

Pero es difícil que los mismos mecanismos beneficien a todas las Comunidades por igual, por lo que ya está montado el lío. Se originan tensiones en las transferencias, se da lugar a diferencias que ponen en peligro la equidad del sistema y se originan desigualdades. Aunque tampoco debemos olvidar que también se han generado desigualdades territoriales en función de decisiones adoptadas sobre el gasto.

Un problema complejo que cada cuatro años aproximadamente podremos comprobar que no hemos sido capaces de solucionar (por lo menos en lo que se refiere a la contención del déficit sanitario).

Unos dicen que una solución puede ser mayor rigidez en la cartera de servicios, otros dicen que el establecimiento de partidas finalistas en sanidad por parte del Gobierno Central ayudaría. Yo no me atrevo a dar soluciones aunque creo que la responsabilidad en el gasto y la posibilidad de que se tenga en cuenta la eficiencia en el reparto, son factores de éxito en los que todos podemos ir trabajando.

Para profundizar sobre la financiación del gasto sanitario en España me ha parecido muy interesante este Informe de la fundación BBVA dirigido por Juan Manuel Cabasés Hita.


jueves, 16 de julio de 2015

En Salud también podemos ser creativos

Esta semana, en el transcurso del MBA que estoy cursando,  he tenido la oportunidad de realizar un taller sobre creatividad e innovación en el que me he podido adentrar en el mundo del "Design Thinking".

Y tengo que admitir que despertó en mi la suficiente curiosidad como para dedicarme, durante unos cuantos días,  a devorar toda la documentación que he podido conseguir.

Hace casi tres meses compartí unas reflexiones en esta entrada del blog en las que me quejaba de la falta de innovación en procesos en el sector sanitario, sector en el que preferíamos ceñirnos a tecnificar (aplicar nuevas tecnologías en los procesos existentes). 

Pues creo que voy a tener que rectificar: design thinking me ha parecido una herramienta potente y una de las soluciones para poder innovar en nuestros procesos internos (reingeniería) y en la coordinación con nuestros principales stakeholders.

Según Tim Brown, director ejecutivo de IDEO y uno de los impulsores de Design Thinking  junto a la Universidad de Stanford,  esta técnica es "un enfoque que utiliza la sensibilidad del diseñador y sus métodos de resolución de problemas para satisfacer las necesidades de las personas de un modo tecnológicamente factible y comercialmente viable. en otras palabras, el design thinking es una innovación centrada en la persona".

Se basa en  concentrarse en el proceso de diseño mas que en el producto final, formando equipos sólidos y multidisciplinares para:
  • Adquirir conocimientos básicos sobre los usuarios y sobre la situación o el problema a resolver (Comprender).
  • Lograr empatía con los usuarios mirándoles de cerca (Observar).
  • Crear un usuario típico para el cual diseñar nuestra solución o producto (Definir el enfoque).
  • Generar todas las ideas posibles (Idear).
  • Construir prototipos reales de las mejores ideas (Prototipar).
  • Comprobar las reacciones de los usuarios frente a los distintos prototipos (Probar).
Mediante este proceso de observación continua se pueden adquirir nuevas percepciones e incluso llegar a replantearse de nuevo el problema. Para cada uno de estos pasos se utilizan múltiples herramientas de diseño y de creatividad. Muchas de ellas las podéis ver en esta estupenda web: designpedia

La técnica ha transpasado ya los productos, aplicandose en servicios de diversa índole. Los diseñadores de IDEO están aplicando el "design thinkinng" para abordar diversos retos en el mundo.

¿Y en Salud?......¿Podemos ser creativos?. Pues también hay unas cuantas experiencias, siendo el Centro de Innovación de la Clínica Mayo un referente en la aplicación del design thinking en el ámbito de la salud. Pero aquí en España también se están haciendo cosas muy interesantes, como los programas formativos Moebio y d-Health de Biocat, que han identificado un buen número de oportunidades de mejora en nuestro sector.

Un ejemplo practico del resultado de un proceso de Design Thinking en el ámbito de la Salud es el desarrollado por esta empresa de Zaragoza, Thinkers al poner en marcha AlzhUp una aplicación para proveer de terapia cognigtiva-emocial personalizada para los enfermos de Alzheimer. En este video podéis ver como funciona. Chapeau...