viernes, 29 de enero de 2016

En fechas de rebajas, hablamos de precios

"Precio es lo que pagas, valor es lo que recibes". 

Esta cita del célebre empresario Warren Buffet me hace reflexionar esta mañana sobre la diferencia entre los dos conceptos. Generalmente nos solemos fijar en exceso sobre el primero y descuidar el segundo, que a priori debería ser el importante, sobre todo en la gestión de servicios con utilidad social.

Un bien o servicio se adquiere habitualmente porque es útil. La utilidad es la que proporciona el valor   a los bienes. El papel del consumidor se suele definir en función de la cantidad de dinero que está dispuesto a entregar para obtener esa utilidad.

Esta tendencia a valorar las cosas por su precio y no por su valor puede inducirnos a malgastar el dinero, al no ser capaces de distinguir entre lo que es valioso y lo que no es. Esto nos lleva a efectuar muchas veces compras por impulsos irracionales (el neuromarketing saca buena tajada de ello). Nos sentimos atraídos hacía las cosas caras, pensando que los productos de mayor precio nos ofrecen mayor valor.

Una estrategia clave para cualquier compañía u organización debe ser la creación de valor. Si crea valor para su cliente o usuario, este estará dispuesto a adquirir ese producto o servicio sin discutir el precio. El problema radica en que la percepción de  valor del cliente es algo mucho más subjetivo que el precio.

Por ello, dentro del marketing tradicional surgen los distintos tipos de estrategias de precios. Entre las existentes para los productos o servicios nuevos destacan (fundamentalmente por su antagonismo) las estrategias de penetración y las de descremado de precios (cream skimming). La primera consiste en fijar un precio inicial muy bajo para atraer rápidamente a una gran cantidad de consumidores y lograr fácilmente una gran cuota de mercado inicial, mientras que el descremado de precios supone fijar un precio inicial elevado con relación a la  competencia para que sea adquirido exclusivamente por aquellos compradores que realmente desean el producto y tienen la capacidad económica para adquirirlo. Esto es, mediante la primera no se selecciona ningún nicho de mercado (se va absolutamente a por todos los consumidores), mientras que con el "cream skimming" se pretende seleccionar el cliente o nicho de mercado mediante la fijación de los precios.

Esta ultima estrategia tiene sus ventajas ya que permite establecer unos altos márgenes para recuperar rápidamente costes de I+D+i, genera impresión de alta calidad, restringe la demanda y permite adecuarla a la capacidad de producción de la empresa, etc.; aunque exige tener un número de potenciales clientes dispuestos de inmediato a comprar el producto pese a su elevado precio inicial.

Sin embargo en el sector de la salud la fijación de precios puede crear una estrategia de "cream skimming" perverso por parte de los proveedores (hospitales o centros asistenciales). La separación entre el financiador (Estado) y el proveedor de servicios sanitarios en la mayoría de los sistemas de salud es un hecho que permite simular la estructura de un mercado competitivo. Pero en este caso la fijación del precio es clave. Si esos precios no contemplan incentivos  por riesgo o por gravedad en patologías (aspecto que sucede, por ejemplo, en sistemas que recurren al pago por usuario o pago capitativo) se puede provocar una selección de pacientes de baja complejidad (y por tanto bajo coste) que  puede afectar de manera muy importante al principio de acceso universal y puede tener efectos perversos sobre la calidad y la eficiencia del sistema sanitario.

Si el tema te resulta de interés puedes echarle un vistazo al siguiente artículo, publicado en International Journal of Health Planning and Management, que profundiza en los mecanismos para evitar la selección de riesgos en diversas reformas sanitarias.





lunes, 11 de enero de 2016

Los economistas también pueden ser Saludhables.

Llevo trabajando en el Sector Sanitario  desde antes incluso de terminar mi formación universitaria. Y tengo que reconocer que siempre he sentido respeto por los profesionales sanitarios. Ese respeto resultante de verles trabajar día a día con tal dedicación, ciencia y esfuerzo  que consiguen que el sistema avance y mejore.

Aunque tengo muy claro que en este sector debemos trabajar en equipo y todos somos fundamentales,  ese respeto quizá ha provocado asumir la percepción de que todos los demás ocupamos un papel de actor secundario en la película, papel que, aunque no impacta de manera tan directa en los resultados de salud, es importante para que la obra tenga éxito.

Esta semana he podido leer un artículo en El País que ha cambiado esa percepción: ¿Por qué los economistas se ocupan primero de la Salud?. En el mismo se informa de una iniciativa liderada por la Fundación Rockefeller y suscrita por un grupo de economistas de casi 50 países. Los mismos  han firmado una Declaración  en la que se insta a los líderes políticos a priorizar las inversiones necesarias para conseguir la cobertura universal, apostando por que esta sea una de las metas para orientar los esfuerzos globales para erradicar la pobreza, promover la prosperidad y garantizar un planeta saludable en el futuro.

En una época en la que es difícil separar el binomio economía y salud de los términos "déficit público" y "recorte"  resulta grato leer que hay vida más allá de la contención del gasto y del ajuste fiscal. Está claro que la salud es un factor de incremento de la competitividad y de la sostenibilidad económica, al mejorar las condiciones de vida y trabajo de las personas y al ser un sector generador de actividad productiva y empleo.

En un mundo en el que cada vez tenemos en la agenda más cumbres para el desarrollo con el objetivo de emprender nuevas vías hacía un futuro que garantice la mejora de las condiciones de vida de las personas y el desarrollo sostenible del planeta no estaría de más colocar a la salud en el nivel que realmente le corresponde (entre las principales prioridades de las personas). Y para ello deben luchar todos los profesionales de prestigio (tanto sanitarios, como no sanitarios).

Os dejo el artículo original, el enlace a la Declaración y el video promocional de #HEALTHFORALL










lunes, 21 de septiembre de 2015

Creatividad y Salud para el desarrollo: hoy toca quitarse el sombrero

Uno de mis primeros posts en Gestión Saludhable hablaba sobre la necesidad de ser creativos a la hora de desarrollar soluciones que puedan ayudar al desarrollo en el tercer mundo en la gestión de la salud, creatividad que, en muchas ocasiones, era más importante que el puro y duro desembolso económico. Podéis recuperar el post aquí.

Estas últimas semanas he podido leer con alegría que un joven ingeniero español, Alejandro Escario, ha recibido un premio del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) al mejor proyecto médico por el diseño de una incubadora de bajo coste pensada para países en vías de desarrollo.

Esta incubadora tiene un precio de unos trescientos euros. Está hecha principalmente de madera, material abundante y barato en los países en vías de desarrollo,  y tiene control electrónico de la humedad y la temperatura interior. El invento está siendo probado en estos momentos en Benin.

Desde luego la iniciativa me ha parecido impresionante y, desde aquí solo me cabe felicitar a Alejandro por esta genialidad que puede suponer un avance importantísimo en el tratamiento de los prematuros en países en vías de desarrollo.


Otro proyecto más que interesante es el que ha desarrollado  la Fundación  EHAS (Enlace Hispano Americano de Salud)  en varias comunidades aisladas en Guatemala con el propósito de mejorar la salud materno-perinatal equipando al personal sanitario itinerante de esas zonas aisladas de ecógrafos portátiles alimentados con paneles solares plegables y un sistema de análisis basado en muestras de sangre recogidas en papel de filtro (Proyecto Embarazo Saludable). 

Mediante el mismo se está consiguiendo llevar un control de gestantes similar al que se llevaría en un centro de salud urbano, en un territorio en el que la mortalidad materna es tres veces superior en las mujeres indígenas que en la población no indígena.

El personal sanitario lleva una mochila Kit compuesta de un portatil, una sonda ecografía USB, dos baterías, un panel fotovoltaico plegable y un sistema de análisis de sangre seca. El siguiente video muestra la operativa:


Dos iniciativas para el desarrollo de salud en países de desarrollo baratas, ingeniosas y efectivas. Dos iniciativas ante las que me quito el sombrero

jueves, 3 de septiembre de 2015

Alianzas veraniegas entre gigantes. ¿serán Saludhables?

Gestión Saludhable inicia el nuevo curso algo oxidada después de la desconexión estival, pero con ilusiones renovadas por volver a la actividad. Y este  mes de septiembre  lo he iniciado con cierta curiosidad  ante el interés de Google por la diabetes.

Ayer la mayoría de la prensa digital nos hacía desayunar con la  alianza de Sanofi,  la farmacéutica que comercializa  Lantus (probablemente la insulina más popular del mundo) con el gigante  propietario del famoso motor de búsquedas en internet, con un objetivo conjunto:  encontrar nuevas fórmulas para controlar y tratar la diabetes. 

Me dejo pensativo puesto que es la segunda alianza en poco más de un mes. Recientemente también se anunciaba el acuerdo de Google con otra farmacéutica, esta vez Novartis, para el desarrollo de unas lentillas capaces de leer el nivel de glucosa en sangre. Estas lentillas, que irían conectadas a un smartphone, permitirían monitorizar de manera constante los niveles de azúcar y las condiciones físicas de los pacientes a efectos de prevenir crisis y tomar medidas ante las bajadas de niveles.

Uno no pierde de vista que esta enfermedad significa uno de los principales mercados de la industria farmacéutica. Las ventas de antidiabéticos dejaron unos beneficios de más de 41 mil millones de dólares en 2.014 y hay estimaciones de que en 2.020 podrían llegar a generar 60 mil millones. La Federación Internacional de la diabetes espera que la dolencia afecte a 592 millones de personas en el mundo para 2.035.

A estas alturas creo que soy capaz de entender los motivos de Sanofi y Novartis, pero ¿que es lo que lleva a Google (a través de su división Life Sciences) a apostar por invertir en esta nueva línea de negocio? ¿Qué beneficios espera obtener a cambio?.

Independientemente al desarrollo de dispositivos de tecnología enfocada a la salud, no puedo dejar de pensar en que uno de los principales activos de los modelos de negocio de buscadores, redes sociales, portales de compra y otras organizaciones del mundo "OnLine" es la información y las bases de datos.

Siempre se ha dicho que la información es poder. El mayor negocio de Google reside en la publicidad, reforzado por un buscador que es la entrada de la mayor base de datos global del mercado.

Seguramente será un efecto del síndrome postvacacional, pero no puedo evitar cierto nivel de desconfianza  al comprobar que la mayor compañía de información del mundo se interesa por los datos sobre la salud de sus habitantes. Unos datos sensibles, que deben de gozar de la mayor protección y privacidad por parte de la sociedad.

Pero si además pienso que Google es una empresa americana y tengo en cuenta el concepto de la protección de datos existente en USA, la desconfianza se podría llegar a transformar más bien en alarma (aquí podéis ver una sencilla comparativa entre la protección de datos europea y la imperante en Estados Unidos).







domingo, 26 de julio de 2015

Hoy toca salud y dinero (otro día hablamos de amor)


Cada cierto tiempo (cuatro años aproximadamente) suele terminar en los medios de comunicación un  debate sobre la financiación de la sanidad. Los nuevos responsables públicos acceden a toda la información y supongo que es un buen momento para hacer balance sobre el déficit sanitario y para revisar la procedencia o improcedencía de los acuerdos del Consejo de Política Fiscal y Financiera sobre el sistema de  financiación de las Comunidades Autónomas.

La financiación de la sanidad no tiene una partida presupuestaria estatal sino que, del total de los impuestos recaudados, se gestiona  la distribución a las Comunidades Autónomas para que estas, que soportan el gasto sanitario, cubran las necesidades de los ciudadanos.

Pero son los gestores autonómicos los que deciden sobre el gasto de su sistema sanitario. En cada Comunidad Autónoma se decide cuanto gastar y cómo se gasta. Son los Presupuestos anuales de esa comunidad los que fijan las partidas para cada uno de los servicios que se consideren precisos abordar según las prioridades políticas que decidan para cada ejercicio. 

Parece evidente que no existe la oportuna correlación entre los ingresos que se obtienen vía Gobierno Central y las necesidades que se consideran imprescindible por parte de los gobiernos autonómicos. Y entonces es cuando surgen los debates sobre los hechos diferenciales, que si unos son más viejos u otros están más dispersos o terceros que tienen más población rural que urbana, etc, pidiendo que, en cada caso, se establezca el oportuno factor de corrección.

Pero es difícil que los mismos mecanismos beneficien a todas las Comunidades por igual, por lo que ya está montado el lío. Se originan tensiones en las transferencias, se da lugar a diferencias que ponen en peligro la equidad del sistema y se originan desigualdades. Aunque tampoco debemos olvidar que también se han generado desigualdades territoriales en función de decisiones adoptadas sobre el gasto.

Un problema complejo que cada cuatro años aproximadamente podremos comprobar que no hemos sido capaces de solucionar (por lo menos en lo que se refiere a la contención del déficit sanitario).

Unos dicen que una solución puede ser mayor rigidez en la cartera de servicios, otros dicen que el establecimiento de partidas finalistas en sanidad por parte del Gobierno Central ayudaría. Yo no me atrevo a dar soluciones aunque creo que la responsabilidad en el gasto y la posibilidad de que se tenga en cuenta la eficiencia en el reparto, son factores de éxito en los que todos podemos ir trabajando.

Para profundizar sobre la financiación del gasto sanitario en España me ha parecido muy interesante este Informe de la fundación BBVA dirigido por Juan Manuel Cabasés Hita.