domingo, 5 de abril de 2015

¿Te atreves a recuperar la Inteligencia emocional en Salud?

En el año 2.008 Pablo Riera y Mariano Operé, dos directivos del Grupo P&A realizaron el informe "Extraordinary Leader Research España", en el que analizaron el liderazgo de los ejecutivos españoles y su impacto en los resultados empresariales.

Este estudio es una réplica del internacional llevado a cabo por Jack Wenger y Joe Folkman en los Estados Unidos al final del Siglo XX. En el mismo se comprobaron la correlación entre la evaluación del liderazgo de diversos directivos y los rendimientos de sus organizaciones definiendo como "líderes extraordinarios" aquellos situados sobre el percentil 90 de la muestra analizada.

Estos líderes producían unos resultados muy superiores a los demás. El estudio identifica dieciséis competencia esenciales (diferenciadoras) entre los líderes más efectivos.

¿En que grado estaban presentes esas competencias entre los directivos españoles?. Las mejores evaluadas fueron la "Integridad y Honestidad", la "capacidad técnica", la "orientación a resultados" y la "iniciativa", mientras que las peor evaluadas fueron el "trabajo en equipo", "fomento de inspiración y motivación" y la "comunicación".

Este perfil resultó idéntico al perfil de competencias de ejecutivos internacionales, sin embargo la puntuación media española fue  en torno a un 5% inferior.



Las conclusiones del estudio se pueden resumir en:

  • El perfil competencial de liderazgo es basicamente universal.
  • El líder medio español es competente, aunque está por debajo del internacional. Destaca en iniciativa y es más débil en "habilidades interpersonales".
  • Hay margen de desarrollo para mejorar la calidad en las practicas de liderazgo.

El estudio también mostraba la correlación entre la retención de clientes (internos y externos) y rentabilidad en aquellas organizaciones donde existen líderes extraordinarios, pero eso es cuestión de otro debate.


Traigo a colación este estudio porque desanima comprobar que las competencias relacionadas con la "inteligencia emocional" son aquellas en las que existe mayor margen de mejora. Finalmente fallamos fundamentalmente en automotivación, empatía y sociabilidad.


Menos mal que todos tenemos muy claro que la inteligencia emocional es fundamental en nuestro sector. Es clave en la asistencia al paciente, en la relación con el resto de los profesionales que forman el sistema, en nuestra relación con la sociedad, pero.....


Una de las principales misiones de un líder  consiste en la percepción del cambio que se avecina en una organización y en preparar y dinamizar la organización para unas nuevas metas. Involucrar a la organización no es más que involucrar a todas las personas que trabajan en ella. Las organizaciones tienen vida propia, y por tanto mejoran en la medida que las personas que forman parte de ella lo consiguen.

En el comportamiento humano se evidencia la regla 20-60-20, la cual indica que el 20%  de las personas son inicialmente reacias a cualquier cambio que se produzca, el 60 se identifican como neutras y el restante 20% se manifiestan a favor del mismo.

Hay que convertir al 60. Y eso solo podemos hacerlo gestionando e influyendo en las emociones de estas personas. Necesitamos tirar de la comunicación y la información para fomenta la participación, como vía para llegar al compromiso. 

Pero hace años que tenemos el diagnóstico. Solo tenemos que identificar en que grupo estamos nosotros como directivos y ser constantes en la aplicación del tratamiento.


Si te atreves a apostar por la inteligencia emocional en las instituciones en las que trabajas, es muy recomendable que empieces leyendo "Liderar con Corazón", un estupendo libro coordinado por Joan Carles March, director de la Escuela Andaluza de Salud Púbica, y en el que colaboran grandes profesionales de nuestro sector como Miguel Angel Mañez, Iñaki Gonzalez y Eva Collado. 




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